El centro Jeho Kuki constituye un lugar de acogida para personas con discapacidad física o psíquica que por circunstancias de pobreza, abandono o superstición no pueden vivir en sus hogares.
Su régimen jurídico es de fundación de carácter privado y se sostiene con escasos recursos ya que los residentes apenas aportan para su manutención, aunque se mantienen con el trabajo que realizan en los talleres de cestería y costura que hay en el centro.
Cuando llegamos vimos que las primeras intervenciones había que hacerlas en las instalaciones ya que el estado de estas era lamentable: el muro perimetral que recorría el centro estaba prácticamente en ruinas y esto les hacía víctimas de robos y avasallamientos, los accesos a las distintas estancias que lo componen eran impracticables para los residentes con problemas de movilidad los dormitorios eran un espacio de hacinamiento insalubre y carecían de instalaciones sanitarias como baños y lavaderos.
El centro también carecía de agua corriente, se instaló un depósito, que proporcionara agua para aseo y uso general, se ha dotado al centro de cocinas con salida de humo al exterior y haga más eficiente y la cocción de los alimentos.
En Burundi se cocina con carbón vegetal y los hogares no disponen de chimenea para evacuar los humos, esto provoca frecuentes afecciones pulmonares debido a la inhalación de partículas. La instalación de chimeneas contribuye a la mejora de la salud, en especial de mujeres y ni os que son los que pasan más tiempo al lado de los fogones.
Con la construcción de estas nuevas cocinas se ha aprovechado para remodelar la cocina del centro y mejorar superficies: paredes, techos y suelos
“Promover, proteger y asegurar el pleno goce y en condiciones de igualdad de todos los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales para todas las personas con discapacidad y promover el respeto de su dignidad inherente.” Convención Internacional sobre los Derechos de las personas con discapacidad. ONU 2006.
Otro espacio que ha supuesto un cambio radical en el centro ha sido el edificio de usos comunes, aquí los residentes se reúnen para estudiar, jugar o realizar actividades varias.
Aquí se imparten las actividades de voluntariado, donde se les ayuda en sus deberes escolares, se incide en la importancia de la higiene y de cómo debe ser la convivencia entre ellos.
El centro posee un espacio donde cultivan sus alimentos al disponer de escasos recursos es imprescindible que se autoabastezcan de comida, pero es imposible que colaboren en esta labor las personas con movilidad reducida, así, otra de las intervenciones en infraestructuras ha sido la construcción de bancales elevados para que sea ellos también puedan participar de las labores de siembra y cuidado de los espacios de cultivo.
Supone un gran cambio poder participar y contribuir a los trabajos comunitarios sin que sea un obstáculo el hecho de estar en silla de ruedas.